Hace varios años convencí a novia para visitar un afamado picadero, alli por el norte, cerca de un faro (no doy mas pistas no sea que a alguno le suene). Por aquel entonces no tenia ni coche, asi que para estos escarceos solia utilizar el de mi padre, que sindecir la marca, dire que era un tipo de coche bastante potente, grande y pesado.

Pues en fin, tras llegar al picadero y dedicarnos a los menesteres tipicos de ese tipo de lugares, me dispuse a salir, arancando el coche y evitando el resto de coches escondidos en la oscuridad, sin luces, como dictan las normas no escritas de comportamiento (alguien deberia escribirlas…).
El caso es que el romantico sonido de la lluvia golpenado contra el techo del coche trajo unas consecuencias inesperadas, y es que todo el picadero se convirtio en un enorme parking lleno de charcos y barro, en uno de los cuales me metí…

La situacion era peliaguda: las tantas de la noche, oscuridad total, un coche que pesaba una tonelada y no salia del barro, y un monton de gente a mi alrrededor que por supuesto no me iban a ayudar. Tras acelerones y y desesperacion sin resultado alguno (puñetero mostrenco de coche) opte por acudir a pedir ayuda  alguna de las parejas que por alli estaban.  Tras golpear timidisimamente el cristal de varios coches sin exito, un chaval salio de su coche y me pregunto si necesitaba ayuda. Tras contarle la situacion en la que me encontraba colocamos unos cartones bajo la rueda, y mientras yo aceleraba, el empujaba. Y esta vez si consegui algo, y es pringar al pobre chaval con un enorme chorreton de barro despedido por la rueda; si la situacion ya era incomoda y el favor de ayudarme habia sido grande, encima voy y lo pringo de barro… Le deja varios paquetes de klinex y le di las gracias hasta cansarle, pero bueno… seguro que se fue cagandose en mi y mi puñetero coche.

Tras el escaso exito del carton debajo de la rueda, asumi que tendria que llamar a la grua. Gracias a dios ya se habian inventado los moviles, porque los picaderos en general no se caracterizan por ser un lugar de facil acceso y con civilizacion. La historia no acaba ahi, con el conductor de la grua descojonandose (con razón) de mi, sino que despues tuve que limpiar toda prueba de lo que le habia sucedido al coche.

Desde aquel dia solo voy a picaderos con buen cemento.


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